Todo lo que tienes que saber para un buen mantenimiento de los equipos de protección respiratoria
Los equipos de protección respiratoria son una parte fundamental de los equipos de protección individual. Su labor es la de proteger al individuo frente a los contaminantes ambientales, reduciendo su concentración al inhalarlos, manteniéndolos así por debajo de los límites de exposición recomendables.
Sin embargo, no existe un equipo de protección respiratoria universal, sino que podemos clasificarlos en dos grupos principales: equipos filtrantes y equipos aislantes. Los primeros son los que utilizan filtros para eliminar los contaminantes del aire que inhala el usuario. Mientras que los segundos aíslan al usuario del entorno y proporcionan aire limpio de una fuente no contaminada.
La eficacia de estos equipos de protección respiratoria depende directamente del buen uso que se dé de ellos, así como de la selección adecuada de los mismos. Resulta también imprescindible formar a los trabajadores en su uso y mantenimiento, para que así la vida útil y el aprovechamiento del equipo de protección respiratoria sea la adecuada.
Las normas europeas para la protección respiratoria
Así como sucede con otros elementos que componen los equipos de protección individual, los equipos de protección respiratoria deben están certificados de acuerdo a las normas europeas que regulan su fabricación y certifican su eficacia.
De esta manera podemos distinguir las siguientes normas con el objeto de su certificación:
EN 149:2001+A1:2009: La máscara filtrante y los respiradores de partículas.
EN 405: Respiradores de media máscara con filtro de válvula para gases y/o partículas.
EN 140: Piezas de cara de media máscara.
EN 136: Piezas de cara completa.
EN 137: Aparato de respiración autónomo de aire comprimido de circuito abierto.
EN 143: Filtros de partículas.
EN 146: Respiradores motorizados, capuchas y cascos.
EN 147: Respiradores motorizados, máscaras completas.
EN 270: Suministro de aire, servicio pesado.
EN 371: Filtros de gas y/o combinados para usar contra compuestos orgánicos de bajo punto de ebullición.
EN 402: Aparatos de escape. SCBA con máscara completa o conjunto de boquilla.
EN 529: Selección, uso y cuidado de las vías respiratorias.
EN 1146: Aparatos de escape de aire comprimido con capucha.
EN 1835: Suministro de aire, trabajo liviano.
EN 12941: Respiradores, capuchas y cascos eléctricos.
EN 12942: Respiradores motorizados, máscaras completas.
EN 14387: Filtros de gas y vapor.
Aunque estas normas certifican todo tipo de equipos de protección respiratoria, en este caso nos centraremos en los equipos de protección respiratoria filtrantes. Hay que recordar el valor de las mascarillas filtrantes con carbón activo como uno de los sistemas más eficaces a la hora de filtrar sustancias nocivas, virus y bacterias.
Clasificación de filtros de partículas
Los filtros que pueden utilizarse en los equipos de protección respiratoria pueden proteger al individuo frente a altas concentraciones de partículas o gases en el ambiente. Los equipos de protección respiratoria con filtro de partículas se clasifican en función de su capacidad para proteger al trabajador de las partículas concentradas en el ambiente.
De esta manera es posible distinguir tres categorías según su eficacia:
P1/FFP1: Protegen frente a las partículas sólidas, humos y/o aerosoles líquidos (con base acuosa u oleosa) no tóxicos. Inhalarlos puede afectar a la salud irritando las vías respiratorias y causar olores desagradables. Entre estos elementos se encuentran la harina, el carbonato de calcio, el algodón o el grafito.
P2/FFP2: Protegen contra las partículas sólidas, humos y/o aerosoles líquidos (de base acuosa u oleosa) nocivas. Inhalar estos elementos puede provocar afecciones a la salud como la irritación de las vías respiratorias a corto plazo o la reducción de la elasticidad del tejido pulmonar a la larga. Un ejemplo de estas partículas son la madera blanda no tratada, el carbón, la fibra de vidrio o el pesticida en polvo.
P3/FFP3: Protegen frente a partículas sólidas, humos y/o aerosoles (de base acuosa u oleosa) tóxicos o venenosos. También protege frente a patógenos como bacterias, virus y hormonas, además de frente a sustancias potencialmente cancerígenas. Entre estos elementos podemos distinguir el amianto, los pesticidas en polvo, los productos biológicos y farmacéuticos o las maderas duras.
Clasificación de filtros de gases
En el caso de los filtros de gases podemos distinguir dos tipos de clasificaciones. La primera de ellas se realiza en función de su capacidad de absorción:
Clase 1: Filtros de baja capacidad, para una concentración del contaminante superior a 0,1 % o 1000 ppm.
Clase 2: Filtros de capacidad media, para una concentración del contaminante superior a 0,5 % o 5000 ppm.
Clase 3: Filtros de alta capacidad, para una concentración del contaminante superior a 1 % o 10000 ppm.
Sin embargo, también es posible clasificar este tipo de filtros en función del contaminante que retienen. La clasificación sería la siguiente:
A (marrón): Protege contra gases y vapores orgánicos con punto de ebullición superior a 65ºC. Por ejemplo: alcohol, xileno, tolueno, ácido acético…
AX (marrón): Protege frente a gases y vapores orgánicos con el punto de ebullición inferior o igual a 65ºC. Por ejemplo, butano, metanol, acetona…
B (gris): Protege contra gases y vapores inorgánicos. Por ejemplo, dióxido de cloro, fluoruro, cloro, formaldehído…
E (amarillo): Protege frente al dióxido de azufre y algunos gases y vapores ácidos.
K (verde): Protege contra amoniaco y derivados aminados. Por ejemplo, metilamina, etilamina, amoniaco…
Hg (rojo/blanco): Protege frente a los vapores del mercurio. Por ejemplo, el mercurio y sus derivados.
NO (azul/blanco): Protege contra los vapores del óxido de nitrógeno. Por ejemplo, óxido de amonio.
SX (violeta): Protege frente sustancias específicas indicadas por su fabricante.
Marcaje de los equipos de protección respiratoria
Enumeradas las distintas clasificaciones que se pueden hacer de los filtros para la protección respiratoria es necesario también reconocer su marcaje. Y es que el marcaje es el que determina qué mascarilla o filtro necesitará utilizar el trabajador.
Además de necesitar conocer cuál es el contaminante frente al que debe protegerse el usuario y su concentración para una elección adecuada, habrá también que atender a los siguientes criterios:
- TLV o nivel de exposición ocupacional: Concentración máxima de una sustancia en el aire. Se calcula sobre un periodo de 40 horas semanales.
- Factor de protección nominal: Es la relación entre la concentración del contaminante y su posible concentración en el interior de la mascarilla. Se calcula a partir del valor de máxima fuga interna permitida.
- Factor de protección requerido: Es la relación entre la concentración media del contaminante en el lugar del trabajo y el TLV. El equipo elegido debería proporcionar un factor de protección nominal superior al factor de protección que se requiere.